Tanjiro también se considera a si mismo como una persona honorable, siendo incapaz de mentirle a nadie sin retorcer su cara, aunque es pésimo para mentir dado que, cuando estuvo infiltrado como una cortesana, la oiran le revela que desde el comienzo sabía que era en realidad un hombre pero no dijo nada porque le parecía curioso y deseaba saber por qué se hizo pasar por una mujer.
Por los años de servicio y la cantidad de experiencia que enfrentó, se volvió más calculador y estricto en su decisión. Su coraje para proteger a los débiles lo comprometió a enfrentar a su enemigo con respeto y dignidad, ya sean demonios buenos o malos.
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